¿Qué padre o madre no se ha sentido alguna vez agotado, desesperado, estresado... a punto de estallar?
La aventura de criar a los niños puede llevar una sobrecarga física y emocional fuerte, especialmente para aquellos cuidadores que pasan todo el día con ellos.
Esta sensación ya tiene nombre, se llama síndrome de Burnout o del cuidador quemado.
Se había aplicado normalmente al trabajador quemado, pero cada vez más se utiliza para referirse al estrés de las mamás y papás.
¿Qué sucede cuándo no tenemos tiempo para nosotras?
En ocasiones todas las tareas relacionadas con los niños, la casa y el trabajo no nos dejan ni un minuto libre al día.
El síndrome del burnout se presenta cuando:
Te aislas parcialmente de tu entorno, comienzas a tener dificultad para la concentración, dormir mal, perder de interés por cosas que antes te llenaban, sentir estrés, ansiedad, cambio en el apetito, tener un sentimiento de impotencia...
Cómo hacer:
- Delegar: compartir las tareas es clave. Pedir ayuda no es signo de debilidad y puede desahogar nuestras tareas diarias y poder tener tiempo adicional.
- Mantener el contacto: el asilamiento social no es nada positivo. Ahora con la tecnología no es nada complicado mantener una charla, aunque sea virtual con nuestros amigos de siempre.
- Reserva un tiempo para ti: ser madre o padre no significa dejar de ser persona. Intenta guardar un tiempo, por pequeño que sea para ese hobbie favorito, ya sea leer, hacer yoga o dar un paseo bajo la lluvia.
-Gestiona lo Urgente vs. Importante: preparar tu agenda semanal o diaria puede ayudarte muchísimo, así evitas procrastinar en cosas que debes hacer a su tiempo.
-Mantén el buen humor: puede parecer contradictorio que una mamá quemada comience a reírse por nada, pero no es chiste procura mantener cosas (libros, cuentas en redes sociales, películas, etc.) que te ayuden a sonreír de vez en cuando.
-Acepta el desorden de vez en cuando y huye! Jejejeje... si corre, aunque sea acompañada de tus pequeños pero sal del entorno habitual. Te aseguro que no hay nada más fiel en este mundo que una plia de ropa sucia o un lavaplatos repleto.
-Comparte tus vivencias con otras madres: sin penas, desahógate y date cuenta que no eres la única que cree volverse loca de vez en cuando.
La aventura de criar a los niños puede llevar una sobrecarga física y emocional fuerte, especialmente para aquellos cuidadores que pasan todo el día con ellos.
Esta sensación ya tiene nombre, se llama síndrome de Burnout o del cuidador quemado.
Se había aplicado normalmente al trabajador quemado, pero cada vez más se utiliza para referirse al estrés de las mamás y papás.
¿Qué sucede cuándo no tenemos tiempo para nosotras?
En ocasiones todas las tareas relacionadas con los niños, la casa y el trabajo no nos dejan ni un minuto libre al día.
El síndrome del burnout se presenta cuando:
Te aislas parcialmente de tu entorno, comienzas a tener dificultad para la concentración, dormir mal, perder de interés por cosas que antes te llenaban, sentir estrés, ansiedad, cambio en el apetito, tener un sentimiento de impotencia...
Cómo hacer:
- Delegar: compartir las tareas es clave. Pedir ayuda no es signo de debilidad y puede desahogar nuestras tareas diarias y poder tener tiempo adicional.
- Mantener el contacto: el asilamiento social no es nada positivo. Ahora con la tecnología no es nada complicado mantener una charla, aunque sea virtual con nuestros amigos de siempre.
- Reserva un tiempo para ti: ser madre o padre no significa dejar de ser persona. Intenta guardar un tiempo, por pequeño que sea para ese hobbie favorito, ya sea leer, hacer yoga o dar un paseo bajo la lluvia.
-Gestiona lo Urgente vs. Importante: preparar tu agenda semanal o diaria puede ayudarte muchísimo, así evitas procrastinar en cosas que debes hacer a su tiempo.
-Mantén el buen humor: puede parecer contradictorio que una mamá quemada comience a reírse por nada, pero no es chiste procura mantener cosas (libros, cuentas en redes sociales, películas, etc.) que te ayuden a sonreír de vez en cuando.
-Acepta el desorden de vez en cuando y huye! Jejejeje... si corre, aunque sea acompañada de tus pequeños pero sal del entorno habitual. Te aseguro que no hay nada más fiel en este mundo que una plia de ropa sucia o un lavaplatos repleto.
-Comparte tus vivencias con otras madres: sin penas, desahógate y date cuenta que no eres la única que cree volverse loca de vez en cuando.
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