Establecer metas es elegir lo que uno quiere.

Cuando vamos al cine, a cenar, a una fiesta, estamos eligiendo y estamos llevando a cabo una serie de procesos mentales con una habilidad del 100% puesto que logramos ese objetivo. Incluso es un objetivo logrado con poco esfuerzo y al final placentero. Sin embargo, nos engañamos porque sí implicó esfuerzo. .
Por otro lado tenemos los objetivos “difíciles”, o un poco más ambiciosos. Y resulta que así los llamamos y por lo tanto, como nuestra mente obedece al lenguaje, efectivamente, se nos hacen difíciles.
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Entonces, a veces ponemos obstáculos y nos saboteamos con el lenguaje. Recordemos que elaboramos pensamientos con palabras-lenguaje que influyen nuestro estado de ánimo y nuestra actividad o inactividad.

Cuando te enfrentes a los “no tengo tiempo”, “ahora no puedo”, “no sé donde comenzar”, “después lo hago”, “qué aburrido”. Recuerda que el cuerpo inmediatamente obedece y caemos en la inactividad y repentinamente no tenemos energía suficiente para llevar a cabo ese objetivo que nos exige un “tremendo esfuerzo”.

Cuando decimos: “después lo hago” es el posponer sin determinar un tiempo preciso. “Después” es una palabra sin tiempo preciso, implica un futuro muy amplio y al no tener la mente la precisión del tiempo, no hace nada.

Si deseas saber cómo orientar nuestro esfuerzos y pensamientos hacia el logro de nuestras metas, te invito a participar en el 2do #ConversatorioAventurasMamá, este viernes 24 de febrero, 4pm en el CIMA #Barinas.

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